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María: “Mi apoyo son mis alumnos”

¿Desde cuándo trabajas como educadora en contextos en encierro?
Yo ingresé en el 1992 a dar clases de una materia específica de la carrera de psicología en el Centro Universitario Devoto. Mi materia era psicoanalices Freud, desde ahí, poco a poco, además de ejercer mi carrera docente comencé a trabajar codo a codo con los internos estudiantes en cuestiones que les hacían falta. Como soy sicóloga, empezamos a trabajar con ellos para realizar informes psico-diagnósticos, en contraposición, obviamente con los informes que saca el propio servicio. De ahí la actividad fue muy fecunda por que en principio les encantó la materia de psicoanalices Freud, hicieron producción teórica, y sus textos en donde plantean toda la problemática carcelaria fueron publicados. Me gustaría agregar que me interesó trabajar en este contexto de encierro porque veía que había un posición subversiva, es decir, lo que allí se aprendía servía para transformar la realidad social. Fíjate vos que en la medida que hubo alumnos que empezaron a estudiar Derecho y se recibieron de abogados, otros que estudiaron Sociología y se recibieron de sociólogos, que son con los alumnos que más trato tuve, pudieron hacer trabajo de asesoría para sus propios compañeros internos, pudieron conmover al servicio penitenciario federal, al proprio ámbito de la justicia, a la Universidad de Buenos Aires y también a la sociedad. O sea, ahí los discursos que uno iba enseñando y transmitiendo eran discursos vivos porque permitían efectos en la sociedad, entonces bueno, por eso me encantó y sigo hasta el día de hoy trabajando en el Centro Universitario Devoto. Lee más…

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Ester: “Yo cambiaría que la gente penitenciaria le de más importancia al docente”

¿Desde cuándo trabajas en el encierro?
Yo trabajo hace 8 años ya.

¿Qué tipo de desafíos encuentras en tu trabajo en contextos de encierro?
Mayormente, el desafío mío es, yo soy tallerista, mi desafío es que aprendan todo lo que yo sé en conocimiento del arte. Yo lo que quiero es que ellos aprendan y cuando tengan su salida ya en libertad, que ellos sepan en qué van a salir a trabajar. Mayormente, el grupo que sale de los talleres míos salen como artesanos. Entonces la satisfacción mía es que ellos salen con una salida laboral, que tienen con que defenderse afuera.

¿Sientes que necesitas algún tipo de apoyo para trabajar ahí en la cárcel? ¿Qué falta en ese sentido?
Por ahí, me siento un poco, como te puedo decir, insatisfecha porque el servicio penal no ayuda con los materiales. Mayormente los profesores somos los que ponemos gran parte la economía, gran parte de los materiales, todo lo que se necesita. Ese el mayor problema que tengo allá adentro. Lee más…

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Patricia: “Hace 12 años que estoy feliz trabajando en la cárcel, me encanta”

¿Qué tipo de desafíos encuentras en tu trabajo como educadora en las cárceles?
Mira, cada año que pasa nosotros nos vamos encontrando con una matrícula totalmente distinta al año anterior. Antes se daba una edad promedio de 25 o 28 años, ahora tenemos una edad promedio mucho más baja. Nos pasaba que tener un alumno de 18 años adentro del salón era toda una novedad. Hoy es tan normal como hace años teníamos gente de 30. El desafío es que ellos puedan pensar desde otro lugar su propia vida, tanto ellos como nosotros, porque esto en definitiva es un ir y venir, más venir que el ir. Ellos vienen de villas y de maltratos psicológicos de todas las naturalezas, de todo lo que quieras imaginarte, tanto físico como psicológico, por eso te digo, año tras año vamos aprendiendo a acomodarnos y el desafío es ese, que él entienda que está dentro de una cárcel porque tiene que pagar una deuda social, yo siempre les digo lo mismo, te corresponden 20 años, me parece bárbaro, 20 son para cumplir tu condena y cinco para que aprendás. No soy de las maestras que defienden a los internos porque sí. Yo lo que tengo que lograr que él tiene que pensar, pensar su vida desde otro lugar y me ha dado muy buenos resultados.

¿Sientes que necesitas de algún tipo de apoyo que todavía no hay en las cárceles?
Yo como docente, el apoyo que necesito son de capacitaciones, pero yo necesito capacitaciones que no me digan: mirá, yo nunca trabajé en la cárcel, no sé de que hablo, ya me ha pasado. Entonces, me niego a hacer capacitaciones como ésta, que no quería venir porque sabía lo que me iba a suceder y me sucedió. No quiero bajadas de línea, quiero que me ayudes a pensar, pero a pensar con mi propio criterio y a pensar desde el rol que cumplo en este contexto. Lee más…

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María Leni: “Hay que hacer cambios de políticas”

¿Desde cuándo trabajas como educadora en contextos de encierro?
En contextos de encierro trabajo hace dos años.

¿Cuáles son los desafíos que encuentras particulares a este tipo de contexto?
Es todo un desafío porque uno entra a tratar con chicos que han sido muy golpeados psíquica y físicamente, no sólo físicamente, más los golpes psíquicos que son lo más terribles. Te encontrás con la mezcla entre académica y de asistencia psicológica, por así decirlo, porque muchas veces no tenés cursos muy numerosos, creo que lo más grande que tuve fueron 13 chicos y ya eran muchísimos, porque vos necesitás darles una atención mucho más personalizada que a grupos en la calle, como decimos nosotros, para poder distinguir el encierro, son grupos chicos donde el trato personalizado es muchísimo más importante que lo académico. Estamos de acuerdo, necesitamos reinsertarlos socialmente, pero los valores humanos son los que se han, entre comillas, “violado” en estos casos, no son los académicos. Así que es difícil, pero una vez que entrás, si sos honesta… ellos tienen mucho miedo al golpe del tipo que sea… En algún caso he llegado y yo como a veces por hacer un chiste uno eleva la voz, los ves como reaccionan, tenés que manejarte de una manera muy particular con ellos.

¿Qué tipo de apoyo necesitarías para mejor realizar tu trabajo?
No sé, para realizar particularmente mi trabajo no sé si necesito un tipo de apoyo particular, porque es tan humano el trato con ellos. Apoyo, básicamente desde lo económico, capaz que tengan instalaciones, que tengan los baños como corresponde, que tengan las paredes, los techos. Me parece que sí, una asistencia un poquito más en lo económico un poquito más importante estaría bueno, para darle más comodidades a ellos, es el momento en el que salen de la celda, el pabellón o lo que fuera a recrearse, por así decirlo.

¿Cómo evalúas la formación de docentes en contextos de encierro?
Alguien alguna vez me preguntó si yo me había especializado para esto, yo dije que estudié un profesorado para darle clases a seres en situaciones normales. No son chicos especiales, es el mismo chico con una realidad social distinta que el que está en la calle, no necesito especializarme como si estuviese tratando con un chico con una capacidad diferente. Pero si vos vas a dar clases en la calle te encontrás chicos en peor estado porque están previos a caer, por la droga, por el contexto socioeconómico, por lo que fuera, están previos. Me parece que es más vocacional que académico el tema. Son chicos con falencias afectivas, familiares, les ha faltado mucho económicamente y han tenido que salir a la calle a pelearla y muchos, gracias a la droga y a los desastres que se están viviendo socialmente a nivel mundial, han caído donde han caído. No creo que haya una capacidad, es vocacional no creo que sea una cosa de capacitación académica, de formación, me parece que es vocación.

¿Qué te gusta y que cambiarías en la educación en el contexto de encierro actualmente?
Me parece que hay que hacer alto hincapié en enseñar valores, la matemática está bárbara, pero yo la uso de nexo para llegar a un chico, me parece que la matemática en realidad no tiene que ser el propósito final, porque el propósito final es otro completamente distinto que es reinsertarlos socialmente, que entiendan que lo que hicieron está mal y que pueden salir y hacer las cosas bien, que existe la posibilidad, yo creo. Yo trabajo en cinco instituciones y la verdad es que son muy pocos los chicos que no lo entendieron lo que no implica que el día de mañana. Yo tenía un alumno que era excelente y ese chico yo sabía que salía e iba a caer por la droga, porque no podía resolver su adicción a las drogas. Es el mal general, todos los chicos que están aquí, si salen y no consumen yo creo que un 80% se recupera, fácil, la verdad ¡fácil! Por eso, si yo tuviera que aconsejar, diría, básate más en los valores que en cualquier área, ni literatura, ni matemática, digo, que eso te sirva de nexo para llegar a ellos en realidad y poder bajarles una línea de vida, una línea de conducta, para que salgan las cosas bien y no vuelvan a caer.

¿Qué recomiendas para que la educación sea más pertinente y relevante en tu país, no solamente en el contexto de encierro.
Hay que hacer cambios de políticas, me parece, parece que la educación no es relevante, la educación creo que en pocos países es relevante porque un país que no está educado es muy fácil de dominar. Directamente, no voy a hablar ni a favor ni en contra de nadie pero me parece que el cambio tiene que bajar de arriba. Pero falta voluntad política de manera general, y no digo sólo en mi país.

María Leni Frontera, 34 años, Monte Grande, Buenos Aires, Argentina.

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Edgardo: “Uno no es el dueño del saber, sino que construimos juntos el aprendizaje”

¿Desde cuándo trabajas como educador en contextos de encierro?
Empecé a trabajar este año en contextos de encierro con jóvenes, anteriormente ya había tenido experiencia con adultos, en penal. En realidad nunca fui a un penal 100 por ciento cerrado, sino que fui a penales de contexto abierto, donde las personas pueden salir el fin de semana y volver, o van y trabajan y vuelven – en esos contextos que son como menos peligrosos de alguna forma.

¿Qué tipos de desafíos encuentras en tu trabajo?
El principal desafío es el abandono de las personas. Existe el derecho a la educación pero hay gente que no quiere tener ese derecho. Por ejemplo, hubo una vez un muchacho que vino a la escuela y no quería, quería seguir durmiendo la siesta. Aunque la educación sea un valor vital esencial para el hombre porque fomenta su cultura, fomenta su aprendizaje, fomenta una perspectiva de ver el mundo, aún con eso y con ánimo de abrirle un ámbito de libertad mayor, prefiere no quererlo, entonces digamos hay un derecho y una obligación que entran en colisión: uno piensa, “no quiero hacer esto porque no encuentro la valoración en hacer eso”.

¿Sientes que necesitas algún tipo de apoyo diferenciado para enseñar en contextos de encierro? ¿Qué falta?
Recursos humanos. Mirá, nosotros acá no tenemos ni recursos tecnológicos, los jesuitas cuando vinieron a América creo que tenían más que lo que tenemos nosotros hoy ¿no? Faltan recursos humanos, falta el vínculo afectivo para con el otro. Los muchachos, por ejemplo, hay algunos que los chicos mismos te dicen, “y profe, bueno, me estás juzgando”, y hay otros profesores que saben que están trabajando con chicos que han cometido delitos y por eso están en contexto así ¿no? Y ya los están juzgando. Entonces me parece que lo que hace falta es una tarea humanizadora. Es decir, está bueno, la educación está buena para que el muchacho, o el joven tenga elementos culturales y simbólicos para defenderse en la sociedad, pero también me parece que lo que más falta hace es el seguimiento. Cuando el muchacho termina esta escuela o cuando sale del lugar este, más que nada, del contexto de encierro ¿qué es lo que pasa después? Sí después cae otra vez, ¿qué pasa? ¿Dónde fallamos en el sistema? El sistema en realidad, ya falló al inicio y falla al final, y se pone como una inyección terapéutica en el medio. Pero no sé, eso es lo que yo veo. Lee más…