Tengo 61 años, supe que la profesora Solange iba a enseñar a las personas adultas a leer, y vine aquí. Quiero aprender para poder leer la Biblia, soy evangélico, ¿sabe? Y voy a la iglesia, y me gustaría saber leer lo que el pastor comenta allí. Mi hijo va a viajar ahora para un encuentro en nuestra iglesia; si yo supiese leer, podría ir con él, pero qué voy a hacer allí si no sé.Ya aprendí algunas cosas, ya sé escribir mi nombre y sé el abecedario de memoria. El otro día fui a comprar a Koerich, soy cliente antiguo, ¿sabe? Pero nunca firmaba, siempre a la hora de firmar colocaba el dedo en la tinta y apretaba el dedo en la nota de compra. Cuando firmé mi nombre, la señorita que atiende llamó a todo el mundo del almacén y dijo: ¡Corran, vengan a ver, el señor Gracelino sabe firmar su nombre! Me sentí orgulloso ese día.
Gracelino Antônio Sabino, 61 años, jubilado, Florianópolis, Brasil, 2006
Testimonio a la: Revista Decisio, n° 19, enero-abril de 2008. Edición especial: Relator de Personas Adultas en Alfabetización.