Por Marina Martins Gonzalez, para la CLADE
De cara a la reunión de balance intermedio de la VI Conferencia Internacional de Educación de Adultos (CONFINTEA VI), que tendrá lugar en octubre en la República de Corea, compartimos una serie de entrevistas a expertas/os en educación de personas jóvenes y adultas (EPJA) de América Latina y el Caribe, con miras a discutir los avances y desafíos pendientes respecto a la garantía de esta modalidad educativa como un derecho humano en nuestra región. En esta sexta entrega, entrevistamos a Susana Doné Corporan, especialista e investigadora en educación de personas jóvenes y adultas en República Dominicana.
En la entrevista, Susana comenta que uno de los principales retos de la EPJA en el país es garantizar la continuidad de los estudios de las personas jóvenes y adultas que concluyen los programas de alfabetización. “La única oferta que se está dando a las personas jóvenes y adultas después de terminar la alfabetización es integrarse a una escuela regular. Sin embargo, estas personas no quieren ir a una escuela regular y las escuelas de EPJA que existen no están necesariamente ubicadas cerca delas personas que lo necesitan. (…) Para ese tipo de población, las alternativas deben ser amplias y la sociedad civil juega un rol importantísimo en esa búsqueda de soluciones y de estrategias diferenciadas”, afirma.
¿Cuáles son los principales avances y retrocesos que fueron registrados en la EPJA en su país, en los últimos 6 años, desde la CONFINTEA VI en Belém do Pará, Brasil?
Ha habido muchos avances, tanto en el plano de la conciencia social sobre la importancia de la educación de personas jóvenes y adultas, como también respecto a la conciencia institucional para impulsar programas mucho más sostenidos. Se ha avanzado hacia un marco curricular adaptado para esta población y se ha mantenido como prioridad la educación de personas jóvenes y adultas por parte del gobierno dominicano, con la destinación de presupuesto, personal, una estrategia nacional y decretos específicos para esta etapa educativa. Asimismo, a partir del Decreto Presidencial y la Campaña “Aprende Contigo”, se concientizó la población sobre la importancia de superar el problema del analfabetismo en República Dominicana.
Sin embargo, un reto ha sido el tema de la continuidad educativa. Hasta ahora, no hay una directriz clara ni acciones concretas para lograr esta continuidad, pese a que el 70% de las personas egresadas del Plan de Alfabetización dicen querer seguir estudiando. Ha habido baja respuesta del Estado respecto a esa necesidad y voluntad de seguir estudiando.
¿Cuándo y cómo se adoptó el marco curricular adaptado a la EPJA que mencionaste?
En el 2011 a través de la Resolución 421 el Consejo Nacional de Educación, autorizó la creación de un modelo flexible y la revisión inmediata del currículo, con la perspectiva de que las personas jóvenes y adultas requieren un currículo diferente al de la educación básica, media y secundaria. Este currículo debe ser modular, flexible y adaptado a esa población. Realmente se avanzó sobre eso. El desafío del currículo adaptado ahora es que se implemente con esa mirada, adecuándose los espacios, tiempos y contenidos del proceso educativo a las necesidades de la población adulta.
Un desafío que todavía sigue es el hecho de que no tengamos un registro fiable y permanente de las personas analfabetas en el país. Más allá de un registro temporal, necesitamos un registro permanente que nos permita identificar la trayectoria educativa de las personas jóvenes y adultas. Es decir, como se hace para estudiantes del nivel inicial, primario y secundario, el Estado debe dar seguimiento a la trayectoria educativa de las personas jóvenes y adultas.
¿En su país, existen políticas y proyectos de EPJA que sean pertinentes para grupos de población marginados y vulnerables?
En el Plan Nacional de Quisqueya Aprende Contigo, se empezó a hablar de grupos de personas en situaciones de discapacidad. De hecho, se llegó a crear el manual para el uso del sistema braille en la EPJA. Sin embargo, entiendo que se requiere mayor esfuerzo en este sentido, tanto en la continuidad educativa como en la alfabetización. Se creó una línea de acción en el Plan, para trabajar con ese grupo específico, pero está pendiente la oferta de una educación de adultas/os que tenga en cuenta la persona con discapacidad, tanto en las escuelas laborales como en las escuelas formales normales.
En Plan Nacional de EPJA está hecho y pensado para las personas jóvenes y adultas en general, sin atender las especificaciones de esos grupos vulnerables. En nuestro caso sería importante atender a la población migrante. Si los planes y proyectos de EPJA tuvieran miradas específicas hacia la población migrante, la población juvenil, hacia las mujeres y personas con discapacidad, entre otros grupos, podríamos haber avanzado mucho más.
¿En su país, existen políticas y proyectos específicos que contribuyan al derecho a la EPJA que sean pertinentes para grupos de personas jóvenes en situación de pobreza?
En nuestro país, en la educación de adultas/os, está la población más pobre y más vulnerable. Estar consciente de que se está atendiendo a la población más pobre y más vulnerable ya sería un avance en la política, y me parece que las autoridades lo tienen claro. De cara a la CONFINTEA VI, creo que se debería estar discutiendo que la EPJA no es un sistema minoritario dentro de los sistemas educativos de los países, sino que es un sistema amplio. En República Dominicana existen alrededor de 1,7 millones de niños y niñas en la escuela. En la educación de adultas/os tenemos cerca de 264 mil personas. Sin embargo, según el censo de población del 2010 hay 3,291,071 dominicanas/os que no han concluido la educación básica. Es decir, la población potencial de la EPJA supera la población de todos los niveles del sistema educativo y el reto en esta etapa educativa es bastante importante. Ojalá pudiéramos visibilizar que los esfuerzos de los gobiernos hacia buscar alternativas de educación para personas jóvenes y adultas son imprescindibles para superar la pobreza.
En su país, los recursos del Estado y presupuestos asignados para garantizar la realización de la EPJA como derecho humano fundamental, ¿Son suficientes? ¿Se han incrementado?
La asignación de 4% del PIB para la educación representó la oportunidad de incrementar la cobertura en todo el sistema educativo, inclusive en la EPJA. Obviamente, cuando todo el sistema se active, el presupuesto de educación probablemente no será suficiente. Pero, ahora mismo, la educación de adultas/os tiene el reto de ejecutar el presupuesto. No entiendo por qué no se ejecuta el 100% de lo presupuestado. Eso pasa para la toda educación, aunque creo que la educación de adultas/os es la que menos ejecuta los recursos disponibles.
¿Existen espacios de participación y consulta para la sociedad civil y los diferentes actores de la comunidad educativa, en especial educandos y educadores de la EPJA, sobre las políticas educativas de su país o localidad?
Se crearon los Consejos Municipales de Alfabetización, donde hay representaciones de la iglesia, la sociedad civil y de autoridades locales. Ese es un espacio de consulta y ejecución del plan nacional de alfabetización a nivel local, lo que representó un avance importante.
Por otro lado, antes existía la Red Nacional de Organizaciones de la Sociedad Civil que trabajan con el tema de la alfabetización, en la cual se discutía la formulación y la implementación de las políticas de EPJA de manera amplia. Esa Red, una vez que inició el Plan Nacional de Alfabetización, fue prácticamente desactivada. Para mí, ese es un retroceso, pues se ha demostrado que la continuidad educativa no depende sólo del gobierno. Para ese tipo de población, las alternativas deben ser amplias y la sociedad civil juega un rol importantísimo en esa búsqueda de soluciones y de estrategias diferenciadas.
Explícanos mejor cómo ocurre la continuidad educativa. La persona que termina la alfabetización y quiere seguir estudiando, ¿qué opción tiene?
La única oferta que se está dando a las personas jóvenes y adultas después de terminar la alfabetización es integrarse a una escuela regular y escuelas laborales del MINERD. Sin embargo, las personas no quieren ir a una escuela regular y las escuelas de EPJA que existen no están necesariamente ubicadas cerca de las personas que lo necesitan. En general la oferta es muy limitada para garantizar la continuidad educativa de los egresados del Plan Nacional de Alfabetización.
¿Qué recomendación específica haría a las autoridades de su país y a autoridades internacionales, para que se impulse el derecho a la educación de las personas jóvenes y adultas en América Latina y el Caribe?
El principal reto para el gobierno dominicano es garantizar que la población alfabetizada no se convierta en un grupo de analfabetas/os de retorno, y que esa población encuentre respuestas diversas, para continuar sus estudios en espacios educativos que atiendan a los distintos grupos etarios en sus necesidades específicas.
Otro desafío pendiente, según determinan las CONFINTEA, es que el gobierno se articule con la sociedad civil para la realización de la EPJA y asegure su participación en estos procesos. Asimismo, las autoridades deben, en diálogo con la sociedad civil, buscar fórmulas para hacer que las políticas y planes de EPJA lleguen a grupos específicos y vulnerables de la población.
Otro punto es la evaluación. Desarrollamos muchos programas y no evaluamos su efectividad y su impacto, con miras a establecer planes de mejora para que las políticas sean eficaces y alcancen quien más necesita.
Y por último desarrollar programas focalizados a grupos en condición de vulnerabilidad (mujeres, migrantes, personas en conflicto con la ley etc.) y, muy especialmente a jóvenes.