Estudió sociología en la Unidad Penitenciaria 48 de San Martín, donde estuvo detenido; ya en libertad, participó de la realización de un cortometraje que fue premiado en Europa
Fuente: La Nación
El avión comienza a desplazarse por la pista. Va tomando velocidad. Los pasajeros están sentados con sus cinturones abrochados cuando las ruedas se despegan del suelo y todo se inclina. Mario siente una fuerza invisible que lo empuja contra su asiento. Por un segundo, tiene miedo. Pero luego el vuelo adquiere estabilidad y recuerda por qué está ahí: tras diez años de encierro, es un hombre libre y viaja, por primera vez, a Europa.
Mario Cruz obtuvo su libertad hace poco más de tres años, luego de haber cumplido su condena. Durante sus últimos dos años en la Unidad Penitenciaria 48 comenzó a estudiar Sociología en el Centro Universitario San Martín (Cusam), carrera que continúa cursando hoy y de la cual le quedan pocas materias para recibirse.
Al salir de prisión, Mario creó junto con un compañero el Centro Cultural y Deportivo los Amigos de Barrio Sarmiento (Villa Ballester), en la zona en la que vivió durante un tiempo. En ese contexto conoció a estudiantes de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA) y surgió la idea de hacer un cortometraje sobre una actividad cotidiana de los chicos del barrio: el cirujeo.
“Queríamos mostrar lo que hacen los pibes para morfar y para ayudar a sus familiar. Traducir a la ficción el día a día del barrio”, explicó Mario. “Mi rol era ayudar al encuentro entre los realizadores y los pibes. Por ejemplo, para elegir a los actores”, detalló.
Mario explicó que para la selección hicieron un “casting no tradicional”. “Invitamos a varios pibes a desarmar una computadora. Los que mejor lo hicieron son los que quedaron en el corto”, contó.
El resultado fue “Cosa de Niños”, un cortometraje que obtuvo un premio en el Lisbon & Estoril Film Festival, en Portugal. Mario viajó a recibir el reconocimiento junto con Diego Escárate, director del corto, y otros compañeros.
Mirá el documental
“Cuando estaba preso, nunca me imaginé que iba a poder salir primero de la cárcel y después del país”, contó Mario. “Era la primera vez que me subía a un avión. Fue una sensación muy rara. A la distancia pude poner en perspectiva todo lo que había pasado, lo que habíamos logrado crear”, dijo.
En Portugal, además de recibir el premio, visitaron una cárcel en la que compartieron la experiencia tanto del cortometraje como del acceso a la educación en los penales. También viajaron a París donde también presentaron su trabajo.
“La educación es una militancia”
Mario, que tiene 32 años y trabaja en el área de articulación del Cusam, confesó que comenzó a estudiar Sociología sin saber de qué se trataba. “Estaba preso hacía ocho años. Lo vi como una oportunidad de salir del día a día del pabellón, de la violencia, del encierro”, explicó.
“La educación en la cárcel es una militancia, es una búsqueda de justicia diferente. No es medicina, no cura, pero es una experiencia que posibilita el encuentro, y eso ayuda a salir de la lógica carcelaria. Antes hablábamos con los puños, ahora revalorizamos la palabra”, sostuvo Mario.
“Mis viejos están re contentos. Mi familia es la que tuvo que hacer enormes esfuerzos para ir a visitarme a la cárcel todos estos años. Y ahora ven todo esto, no lo pueden creer. Fue un cambio enorme”, contó Mario. Y añadió: “La sociología nos dio herramientas para decir y hacer lo que antes no podíamos. La experiencia de la universidad cambia todo. Sería ideal que haya un Cusam en todos los penales”.
El Centro Cultural y Deportivo Los Amigos de Barrio Sarmiento: “Lo creamos con un compañero cuando salimos de la cárcel. La idea era acompañar a los pibes del barrio, darles opciones educativas y culturales. Al principio funcionó en una casilla pre fabricada donada por los compañeros de la Unidad 46”, contó Mario. En el Centro se ofrecen clases de apoyo escolar, talleres de percusión, de artes recreativas, de danza, y algunos deportes. Es un punto de encuentro y un espacio recreativo para los chicos del barrio.