Compartimos la publicación “Cultura y Educación en Derechos Humanos en América Latina”, de la Editora UFPB, en João Pessoa, Paraíba, Brasil
Prefacio – La presente obra “Cultura y educación en derechos humanos en América Latina” refleja una sistematización de los esfuerzos más serios, importantes y de calidad llevados a cabo en nuestro continente a efectos de abordar de manera científica la educación en y para los derechos humanos. La compilación de los trabajos, a cargo de Giuseppe Tosi, María de Nazaré T. Zenaide, Ana María Rodino y Mónica Beatriz Fernández, nos lleva de paseo por los ejes más importantes de la relación educación – derechos humanos, los cuales han sido explorados en profundidad.
En efecto, la educación como derecho humano, la educación en derechos humanos y la práctica de los derechos humanos en los espacios educativos y de gestión, representan el objeto general o particular de las dieciocho investigaciones y los cuatro anexos que complementan a las mismas.Docentes, investigadoras e investigadores de reconocido prestigio académico en el continente, provenientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile y Puerto Rico, se dan cita en el libro con la presentación de estudios generales o el relato de experiencias pedagógicas particulares. Esos trabajos constituyen por una parte un valioso aporte científico a la educación en derechos humanos, y también ofrecen ejemplos útiles para su adaptación y/o réplica en diversas prácticas educativas a nivel formal e informal.
La educación en derechos humanos no puede depender de la buena voluntad de “autoridades que simpatizan con la idea”, tampoco del trabajo artesanal de docentes en espacios individuales: la educación en y para los derechos humanos es una obligación de los Estados asumida frente a la comunidad internacional para garantizar los derechos y libertades fundamentales de mujeres y hombres, y en consecuencia tiene que formar parte del diseño central de la política educativa de nuestros países, convirtiéndose lógicamente en el objetivo prioritario de los proyectos educativos institucionales, la gestión, le recepción curricular y la práctica áulica.
En sintonía con lo señalado precedentemente, en la primera parte del libro é analisado el proceso de instalación de la educación en derechos humanos a nivel institucional en el subcontinente latinoamericano, los logros, dificultades y cuestiones pendientes; se enfatiza el valor de la práctica del trabajo en redes sobre educación en derechos humanos; y se detallan los procesos formativos a nivel universitario de la educación y formación en derechos humanos en el Brasil.
Más adelante, desplegando algunas teorías de educación en derechos humanos en América Latina, cuatro trabajos abordan con profundidad los vínculos entre educación en derechos humanos, la justicia social y el sistema democrático; los fines de la educación en derechos humanos frente a diversos modelos políticos, y algunos lineamientos para llevar adelante de manera eficaz procesos de enseñanza – aprendizaje en los mencionados contextos sociales.
La relación derechos humanos y democracia es indisoluble y en dicho lazo la educación juega el doble papel de fin y herramienta. El fortalecimiento y la consolidación del Estado democrático de derecho en su tránsito desde las democracias formales a las substanciales (entendidas las mismas como una fase superadora de los meros procesos electorales y aquellas en que plenamente se conocen y ejercen los derechos humanos) posee a la educación en general – y a la educación en y para los derechos humanos en particular – como su herramienta más poderosa.
Con posterioridad la presente obra trabaja en tres artículos otro eje de gran importancia: la educación y su relación con la llamada memoria histórica frente a hechos del pasado en que los Estados de la región devinieron violadores a escala de los derechos humanos. Las violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos ocurridas generaron la necesidad de investigarlas debidamente y responder – entre otras necesidades – al derecho a la verdad que posee una doble dimensión: individual y colectiva. Las primeras etapas de recuperación democrática mostraron – no exenta de ciertas dificultades – la apertura de los espacios educativos a instituciones de derechos humanos que se avocaron desde el testimonio o la difusión de investigaciones, a dar a conocer los horrores sucedidos, las luchas que generaron, y el complejo desafío de hacer frente a la impunidad.
Esos pasos – imprescindibles – han sido importantes, aunque generaron la confusión inicial de considerar que educar en derechos humanos se cumple con aquellas acciones reivindicativas, cuando en realidad trabajar la memoria histórica en escuelas, colegios y facultades compone solamente un elemento de la educación en y para los derechos humanos, la cual se proyecta asimismo a múltiples otras dimensiones, como la gestión, enseñanza y práctica de cada disciplina desde una perspectiva de derechos humanos.
La parte 4 está dedicada a la educación para los derechos humanos, la convivencia, y la paz, a través de trabajos provenientes de Puerto Rico, Colombia, Bolivia y Argentina. La paz desde una perspectiva positiva y no en su faz negativa (como ausencia de guerra) tiene como base la educación en derechos humanos y el efectivo disfrute a nivel individual y grupal de los derechos y libertades fundamentales de personas y colectivos (mujeres; personas adultas; migrantes; pueblos indígenas; niños, niñas y adolescentes; población LGBTT; etc.). Se observan – en el marco del desarrollo progresivo conceptual que informa a toda la temática – importantes esfuerzos en el plano doctrinario para identificar y consagrar jurídicamente el llamado “derecho humano a la paz”.
Paz y seguridad a nivel internacional y a nivel interno serán una utopía mientras existan una o más violaciones sistemáticas de los derechos humanos como la pobreza, discriminación, violencia pública y doméstica, exclusión social, formas contemporáneas de esclavitud, torturas, atentados contra la libertad de expresión o desapariciones forzadas. Los derechos humanos constituyen un paradigma ético que debe afirmarse y consolidarse en nuestros pueblos: educar para la paz no es posible sin educar integralmente en y para los derechos humanos.
La última parte recopila la narración de diversas experiencias particulares de educación y formación en derechos humanos: centros para el desarrollo de adolescentes, y el proceso educativo en contextos de encierro (cárceles y hospitales psiquiátricos). Los Estados son responsables de la garantía de los derechos humanos en relación a toda persona bajo su jurisdicción; ese deber de garantía se refuerza cuando un Estado – por motivos legítimos – ha privado de la libertad a una persona. Desde una perspectiva de derechos humanos toda restricción de derechos ha de tener el menor alcance, y por ello los contextos de encierro (cómo cárceles y hospitales psiquiátricos) requieren de una mirada integral pro persona.
La obra se complementa con anexos donde se señalan diversos talleres y cursos, con sus respectivos objetivos y metodologías, una cronología con los acontecimientos más relevantes de la educación en derechos humanos en América Latina, y un detalle de los principales sitios de formación en derechos humanos.
Son siempre bienvenidos los esfuerzos en convocar personas expertas para que aporten investigaciones que sintetizan años de labor o sistematicen sus experiencias más recientes en el campo de la educación en derechos y libertades fundamentales de mujeres y hombres. Esta obra en dos volúmenes que me honra prologar cumple acabadamente su propósito, y representará un material de consulta ineludible para toda persona que a nivel de política educativa, gestión institucional, diseño curricular o práctica pedagógica, decida encarar en América Latina, su tarea en perspectiva de derechos humanos.
La Plata, Argentina, otoño de 2013
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