¿Desde cuándo trabajas como educador en contextos de encierro?
Trabajé durante 5 años en el servicio penitenciario de Córdoba, me desempeñé como docente y dentro de esta docencia estuve dos años y medio en lo que es un régimen de máxima seguridad.
¿Qué desafíos encontraste para ejercer tú trabajo en el servicio?
En este espacio me encontré con muchos desafíos para ejercer el trabajo, porque al estar encerrados o al estar privados de todo movimiento durante 23 horas y 20 minutos exactamente por día, había que llevarles una propuesta educativa realmente significativa para los internos. En un primer momento nos encontramos una escuela desarticulada que no tenía ningún espacio físico, luchamos hasta conseguirlo e implementamos una biblioteca donde íbamos pasando por pabellones con todas las medidas de seguridad correspondientes, o sea, chaleco de seguridad acompañado por los agentes penitenciarios. Bueno, ese fue el primer paso y después fuimos estableciendo o creando lo que se llama un proyecto educativo institucional. En este proyecto educativo institucional primamos sobre todo la educación no formal, la educación no formal basada en proyectos y talleres. Y cuando yo te digo proyectos y talleres te estoy hablando aproximadamente 30 a 35 proyectos y talleres para trabajar con los internos. ¿Por qué? De acuerdo al interés de los internos, a la variedad de los internos y recordando que son internos de extrema peligrosidad, establecimos talleres de pintura, de reproducción de cuadros, talleres literarios, talleres de cine, también talleres de alfabetización, donde las condiciones eran las mismas, no podías trabajar con más de dos internos a la vez. Pudimos también establecer clases de educación física. Se nos propuso hacer algo a nivel intra-pabellón, entonces los internos hacían, supuestamente, clases en sus celdas y el profe al medio del pabellón diciéndoles que tenían que hacer y bueno.
¿Cómo evalúas la formación de los maestros para la educación en contexto de encierro?
Yo creo que este es el desafío más importante. Yo en este momento soy docente universitario y estamos realizando una propuesta académica para mejorar esto. Estamos trabajando mucho, ya tenemos casi todo el plan de la carrera armado y falta muy poquito para que salga la aprobación y lo estamos planificando para toda América Latina, porque vemos que la falencia existe en todo, tanto en Argentina, en Perú, en Chile, en Brasil, en Uruguay, así que bueno, apuntamos a eso, a tratar de mejorar los conceptos, las ideas de todos los docentes y darles herramientas, porque muchas veces el docente cuando se recibe de un instituto de formación terciaria, no tienen la herramientas para abordar lo que es la educación en un contexto tan especial como es la cárcel.
¿Qué te gusta y qué cambiaría en la educación en contextos de encierro?
Bueno, esencialmente, tener un poquito más de libertad para trabajar, la educación es liberadora, tal como decía Paulo Freire, y me decís bueno cambiar desde la práctica efectiva y real, la educación en las cárceles.
¿Y qué tipo de apoyo necesitas en tu trabajo, al final?
Primero cambiar el pensamiento verticalista de lo que son los servicios penitenciarios. Porque si nosotros tenemos propuestas, tanto ya sea desde un nivel interno como yo estuve trabajando para el servicio penitenciario y uno llevaba un montón de propuestas, por ejemplo, educación a distancia universitaria para los internos, y después te dicen que no porque tienen miedo o se les complica al momento de llevar al interno a rendir, bueno, romper estos paradigmas de que la educación no es tan específica, tan para todos, para los internos o presos o presidiarios, como quiera que le llamen.
¿Qué recomendaciones harías para el gobierno argentino para que la educación sea más pertinente, relevante, acá en general, no sólo en contextos de encierro?
Bien, primero rever lo que son los contenidos, esto es uno de los principales problemas que tenemos. Tenemos una educación secundaria que hoy en día no está vigente, entonces tenemos contenidos que realmente no son significativos para nuestros alumnos. Y en lo que es educación en cárceles, el acceso a la universidad es muy poco y está vedado para algunos, ese es uno de los desafíos.
Cruz Álvarez, 34 años, provincia de Córdoba, Argentina. Educador en contextos de encierro