¿Desde cuándo trabajas con educación en contextos de encierro?
Desde el año 2009.
¿Cuáles son los desafíos que encuentras para ejercer su trabajo en dichos contextos?
El primer desafío, y esto sucede año a año, es que los alumnos asistan y que puedan realizar la clase de Educación Física, porque por diversos motivos (entre ellos por salud) muchas veces no pueden realizar actividad física, ni por consiguiente cursar la materia.
¿Qué tipo de apoyo necesitas para mejor realizar su trabajo?
En primer lugar para poder dar la clase de Educación Física, necesito del personal penitenciario para salir al patio, y ahí está la primera resistencia institucional, porque en muchas oportunidades, no hay personal que me acompañe. Por consiguiente, se dicta teórico en el aula. No hay ni gimnasio, ni playón deportivo, menos aún arcos, redes aros de básquet, etc.
¿Cómo evalúas la formación de maestras/os para la educación en contextos de encierro y qué recomendaciones harías al respecto?
En esta ciudad no hay formación de educadores para trabajar en contextos de encierro. En particular, comencé a leer, investigar, estudiar con dos colegas que decidimos hacer nuestra tesis de investigación de la licenciatura en Educación Física sobre los contextos de encierro, con énfasis en las mujeres, hombres y menores. Cada una tomó un colectivo diferente.
¿Qué te gusta y qué cambiarias en la educación en contextos de encierro hoy en día?
Me apasiona el tema. Creo que es una herramienta muy importante (casi me atrevería a decir la única) con que cuentan los internos para revertir su situación, y poder re-insertarse a la sociedad que en muchos casos los excluyó.
¿Qué recomiendas para que la educación sea más pertinente y relevante en tu país?
Todos los educadores e instituciones educativas que funcionan dentro de las Unidades Penitenciarias, deberán unirse, aunar esfuerzos, y trabajar en conjunto para poder ganar un espacio propio, lograr una identidad dentro del sistema, tener pertenencia. Quizás así las luchas internas que existen entre el servicio penitenciario y la educación (escuela-educadores) disminuyan.
Ana Lía Errecalde, 50 años, educadora en la Escuela de Educación Técnica Secundaria Nº3 en la Unidad Penitenciaria Nº 15 Batán, Mar del Plata. Argentina.