Una iniciativa de la Facultad de Ciencias Astronómicas de la UNLP promueve el derecho de jóvenes en situación de encierro a observar el cielo nocturno.
Fuente: Tiempo
Mirar el cielo es algo natural, lo hacés aunque no te des cuenta”, dice Ignacio. Pero si a uno, de repente, le sacan ese infinito espacio celeste, o azul oscuro, puede sobrevenir la sensación de vacío, de algo que falta. “Y estos chicos están encerrados desde las ocho de la noche, rara vez pueden ver el cielo.”
Ignacio Gargiulo es uno de los directores del proyecto Derecho al Cielo Nocturno, una actividad de extensión universitaria de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas con sede en el Observatorio platense, cuyo objetivo es garantizar que niños y adolescentes en situación de encierro puedan estar en contacto visual con el cielo en los centros en los que permanecen privados de su libertad.
La novedosa experiencia, que se desarrolla hace dos años, se realiza en centros cerrados dependientes de la Dirección de Institutos Penales de la Secretaría de Niñez y Adolescencia de la Provincia de Buenos Aires, ubicados en la localidad de Abasto. Los talleres se dictan en los institutos Nuevo Dique, Castillito, Ibarra y COPA.
Acompañado por un vasto grupo de profesionales abocados a esta iniciativa, Ignacio y sus compañeros explican: “Desarrollamos estos talleres advirtiendo lo significativo que resulta para los adolescentes allí alojados la conjunción de dos experiencias atípicas: talleres sobre Astronomía y la posibilidad de observar el cielo nocturno en espacios al aire libre.”
En efecto, la posibilidad de salir a mirar el cielo en horario nocturno está prohibida en esos centros, y la observación de las estrellas queda librada a la suerte de la disposición de las celdas. Por este motivo, los profesionales de la UNLP pensaron en este espacio para garantizarles a los jóvenes un espacio de recreación, a partir del derecho a mirar la noche. “La educación y la recreación forman parte del plexo de los Derechos Humanos, y así son reconocidas y destacadas en diversas legislaciones, que protegen su goce, incluso por parte de personas privadas de su libertad, y se hace especial énfasis en su protección en cuanto a niños y adolescentes”, explica Mara Fasciolo, coordinadora del proyecto.
“En los dispositivos del Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil bonaerense –donde se encuentran alojados unos 500 jóvenes pertenecientes, en su gran mayoría, a familias pobres del Conurbano–, las condiciones de detención revisten serias irregularidades. En particular, el acceso a la recreación en estos espacios considerados como dispositivos para el cumplimiento de medidas socio-educativas, resulta sumamente precario”, agrega, y señala cómo la relación hombre-paisaje se ve truncada por el encierro. Además, agrega el grupo de profesionales, “siendo La Plata uno de los epicentros de las instituciones de encierro, nuestra universidad debe actuar en consecuencia, promoviendo la extensión junto a sectores postergados”, afirman los responsables del proyecto.
Se trata de una experiencia inédita, ya que no existen antecedentes de actividades astronómicas de extensión nocturnas en instituciones de encierro. “Para nosotros, el principal objetivo es que los jóvenes tengan garantizado un espacio de recreación a partir de poder mirar el cielo a simple vista, con telescopios, y poder descubrir cosas en él, ya que es lo que más les gusta en el momento de la actividad. Es un poco de ‘aire’ para los jóvenes, en ese régimen de vida tan poco oxigenado, y a horas a las que no están acostumbrados”, apunta Gargiulo.
Y finaliza: “Participan activamente, manifiestan sus interrogantes, y esas inquietudes nos sirven a la hora de realizar la planificación de los siguientes encuentros. Las devoluciones que hacen los jóvenes son positivas, considerando las difíciles situaciones que viven a diario.” Como muestra, los creadores de Derecho al Cielo Nocturno exhiben algunos de los dibujos que hacen los adolescentes: planetas, lunas, estrellas, un mundo lejano que mitiga en parte los padecimientos del encierro. «
Los planetas en el techo – El Taller Colectivo de Edición es un espacio extracurricular que forma parte del Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). En el penal de Devoto, los estudiantes privados de su libertad escriben la revista La Resistencia. “El espacio más cercano a la libertad en el contexto de la cárcel es el Centro Universitario. Fuera de eso, no tienen decisión sobre nada”, contó a Tiempo Ayelén Pujol, una de las talleristas. Al ingresar al aula de “Filo” en el penal, lo primero que se ven son las paredes “muraleadas”. Y si uno mira hacia arriba, ya no hay techo. Ahora hay una galaxia que materializa los derechos de los privados de su libertad a ver el cielo, a su manera imaginado.